domingo, 9 de diciembre de 2012

Adorno y el arte como negatividad


Theodor adorno (1903-199) fue uno de los integrantes de la escuela de Frankfurt,  formado en música y filosofía, y fue quien más se dedico a la estética. Publicó ensayos sobre el arte y la literatura, también sobre la reconocida tesis de la industria cultural. Adorno tuvo gran afinidad con la música, tanto que fue autor clave en el campo de la nueva música del siglo XX, su influencia en este campo fue enorme primordialmente por su obra “filosofía de la nueva música” de 1949, además de haber escrito ensayos sobre Wagner, Stravinski, y  schonberg.

Teniendo en cuenta que las manifestaciones artísticas defendidas por adorno hacen parte de una época del romanticismo alemán, época donde el arte tenía unas connotaciones sublimes, caracterizadas por una autenticidad, por el “aura” como llamara benjamín a la magia y el rito que poseen ciertas obras de arte, el encuentro con la reproductibilidad, con la copia, con la masividad con la que llegan las nuevas obras de arte, será cuestionada por adorno quien dirá entonces que podía darse la liquidación del arte como consecuencia del predominio de la tecnología, y este debate pasa con rapidez al campo político.


Considera que el arte por el arte también está necesitado de redención, las críticas a las que somete adorno al arte contemporáneo, será la de la subestimación por el arte autónomo, y la sobreestimación en cambio del arte que depende de las nuevas tecnologías.

Un ejemplo de arte tecnológico será el cine, al cual incluye en la “industria cultural”, términos que encierran de por sí una contradicción, en cuanto la “cultura” es pensada como lo contrario de la industria, que repite mecánicamente sus productos sujetándolos a fines extraños.

El Hombre de la Cámara -  Dziga Vertov 1929


Adorno calificara de nostálgico al concepto de autenticidad centrada en el “aura”. Además en su opinión, lo auratico en la obra de arte está a punto de desaparecer; “no solo mediante la reproductibilidad técnica, dicho sea de paso, sino sobre todo por el cumplimiento de la propia ley formal autónoma”. Este afirma que el cine aunque masivo, no siempre es revolucionario. El aspecto de cosificación puede darse tanto en el cine como en la gran obra de arte, es decir que ambos pueden encarnar los estigmas del capitalismo.

Angelus Novus - Paul Klee 1920


El pesimismo de adorno responde a hechos como el de su decepción ante manifestaciones artísticas como el dadaísmo y el surrealismo, que no cumplieron con las expectativas de oposición al sistema  sino que por el contrario resultaron incorporados en el. Adorno siente que el arte no escapa al circuito de la mercancía y que puede convertirse en industria perdiendo lo que le es esencial: su autonomía, es decir su libertad. El arte pierde su derecho a la existencia en la medida en que la distancia que lo separa del mundo empírico es artificialmente colmada por la industria cultural. Cosificadas o fetichizadas, las obras de arte pasan a ser un bien de consumo mas.

Nuestra sociedad está marcada según adorno, por el sentido para lo igual. Afirma que uno de los rasgos característicos de nuestra civilización es el hecho de que todo adquiere en ella un aire de semejanza. Así el cine y la radio son “industrias” “negocios” que sirven a la ideología dominante, mostrando lo siempre igual.  Lo que estos medios muestran es lo siempre igual. Es un arte desartificado, integrado al mundo de la industria cultural, es un bien de consumo mas, una cosa más entre las cosas.

Adorno vera al arte como una promesa de felicidad, lo relaciona con la esperanza en una sociedad liberada, es la utopía o posibilidad prometida por la imposibilidad, que se asocia como una toma de conciencia individual y que crece al paso de la desesperación. En la desesperación “la esperanza es más viva”.

La utopía del arte se alimenta, de la indigencia y el sufrimiento humano, el arte si por algo se mantiene vivo, es justamente por su fuerza de resistencia, por ser “promesa de felicidad, pero promesa quebrada”. A través del arte la vida aspira a ser redimida; así las imágenes del arte son las guías que permiten rescatar los fragmentos de la vida mutilada.

¿Cual es en definitiva la real eficacia del arte? Adorno responde en estos términos:
La eficacia de las obras de arte es esa advertencia que hacen en virtud de su misma existencia, y no aquella otra que la praxis manifiesta sugiere a su propia praxis latente. Su autonomía está muy distanciada de la praxis inmediata. Aunque la génesis histórica de las obras de arte las convierte en un conjunto de efectos. Las obras no desaparecen del todo en el. En síntesis la eficacia del arte está en su propia configuración y en ser un modelo de praxis posible.

Las criticas adornianas en torno al tema de las nuevas formas de hacer arte son validas en la medida en que si algo caracteriza a nuestra sociedad es el afán de consumo, la perdida de los valores por la manipulación del capitalismo, la tergiversación de la cultura a favor de la mercantilización de la vida humana, y la utilización de estas nuevas herramientas tecnológicas para construir un nuevo concepto de arte que evidentemente es distinto, menos sublime, menos autentico, con la característica de la masividad y la reproductibilidad, que en si misma determina el intercambio monetario, la copia , la apariencia pero que en si no lleva consigo el sentido de ser promesa de felicidad. Además de ello,  no contiene eso que adorno llama la esperanza en medio de la crisis, ser un objeto utópico capaz de despertar la sensación de redención, capaz de ser además protesta social que verdaderamente posibilite mostrar una realidad que necesita solución, esta que no es otra que el capitalismo.   

Sin embargo no podemos desconocer la importancia que ha tenido la aparición del cine y la radio, como medios de comunicación masivos que han transformado y revolucionado las formas de ver y pensar  el mundo, no puede desconocerse el carácter que tiene el cine y los medios visuales como portadores de un conocimiento que antes escapaba a nuestras conciencias por las limitaciones geográficas, las nuevas tendencias artísticas que utilizan la tecnología para expandir sus conocimientos, y la oleada de expresiones humanas y emociones que son capaces de transmitir estos medios por su característica de reproductibilidad, y de masividad no pueden satanizarse por completo. El problema radica en lo que hoy la industria cultural ha logrado hacer con el pensamiento humano, la paradoja reside en que parece no haber una posibilidad de controlar  nuestras invenciones para que no sean objeto de represión y alienación, artificios que han sido utilizados hoy para la manipulación y no para uno de los fines mas supremos que debería tener el arte, sin duda alguna el de ser una promesa de felicidad.


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