domingo, 9 de diciembre de 2012

Sobre el arte y sus nuevas manifestaciones


En la Grecia antigua se consideraba el arte como capacidad de hacer, lo que entonces se entendió como arte, del griego τέχνη (tekhnē), significaba habilidad o destreza, y se comprendía en relación con todas las esferas de la actividad individual y social. Se hablaba entonces de técnica en relación con la estrategia en las guerras, la habilidad en la política, la destreza en la fabricación de herramientas, etc…

El arte como saber o técnica, llegaría con el tiempo  a designar un método, una regla, un modo de hacer que limitaría lo artístico a la reproducción de ciertos paradigmas artístico-estéticos. Solo hasta el renacimiento y luego con la ilustración, la rígida denominación de arte iría poco a poco incluyendo otras manifestaciones como artísticas, recurriendo más a la subjetividad del artista, a una concepción de arte que separa la razón y el intelecto, de la sensación y las emociones; comprendiendo  otras expresiones como artísticas. Con el tiempo, la idea de arte se opondrá a los viejos modelos, proponiendo la libertad de expresión y la libre creación artística como ideal estético, admitiendo nuevas posibilidades y propuestas estéticas sin la necesidad de un modelo homogeneizador.

Actualmente uno de los conceptos más extendidos del “arte” nos remite al de manifestación o expresión artística: El arte como expresión de la naturaleza humana, de la psique creadora, de la genialidad del artista, de las grandes obras de arte pulcramente colgadas en las paredes de los museos; remitiéndonos al arte como la manifestación de una naturaleza idealizada, entronizando la labor del artista y nuevamente excluyendo otras manifestaciones y alternativas estéticas.

Sin embargo, existen otras nociones que nos invitan a considerar lo artístico a través de otras ópticas, llegando incluso a una concepción de la manifestación artística que incluye lo visual con lo escrito, con lo oral. Fenómenos como el grafiti urbano o los performance nos invitan ahora a concebir la posibilidad de utilizar el arte como un medio de expresión que sobrepasa los límites usuales entre el espectador y la obra de arte, incluyendo en lo artístico una expresión que comunica sobre lo social, lo político o lo económico.

Se considera entonces la necesidad de replantear conceptos claves en relación a lo que usualmente se considera como arte, para no llegar a excluir ciertas prácticas por limitar lo artístico a unos ideales estéticos propios de una sociedad en la que la obra de arte es reducida a un producto de consumo.


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